Los bordes del río 2022

Acercarse a los bordes del río es auscultar en su intimidad más recóndita. La masa acuosa en la que acontece la vida misma, es también un flujo de sucesos sociales, económicos, políticos y culturales que, más que movimiento y trasegar, es un escultor de surcos que condiciona el paisaje de la misma forma en que el territorio se ajusta al ímpetu de lo que las sociedades le imponen. Los bordes son también límites, espacios que a la vez que unen, dividen y marcan separaciones, fisuras y grietas de algo que podría estar mezclado pero que en definitiva deben desligarse para asumir sus diversas cualidades y formas.

Viéndolo desde la perspectiva que nos plantea Fabián Gil en esta exposición, el agua y la arena de los ríos, se juntan y separan para hablar de los mecanismos con los que se articulan facetas de nuestra sociedad. El agua casi siempre lava mientras que la arena, en muchos casos, ensucia y enlódese. El agua arrasa según su fuerza y movimiento mientras la arena construye según su quietud. El agua articula espacialidades a su paso o abandono mientras que la arena soporta, inerme, las ciudades con las moles que aglutina el urbanismo y la arquitectura. Dualidades y dicotomías que entre ambas se van creando en las laderas de los ríos a la velocidad de su cauce y al ritmo de su arrullo.

Y es que, en la obra de Fabián, las orillas del río, es decir sus cantos, son también los cantos de la música que, en armonía, melodía y voz, traducen a nuestro idioma común lo que el murmullo del agua, piedra y arena, definen en sus múltiples gestos de infinito fluir. Cantos que emanan la feminidad que el masculino río esconde en su categórica definición. Cantos que encierran agua, cuerpo y arena, que en su disolución se pierden en el silencio que dejan a su paso. Cantos que dejan las estelas del lecho del río, cantos que también son maternos y que también son vida.

Curaduría – Santiago Vélez Salamanca